jueves, 6 de junio de 2013

Santo Domingo.-Bañarse en un rio puede parecer a veces como un juego divertido, refrescante, recreativo y una buena terapia para combatir el estrés, pero en ocasiones podría convertirse en una lamentable y terrible enfermedad.

Este es el caso del señor Daniel Cabrera Lanfranco, quien a sus 63 años ha tenido que vivir una vida difícil, bajo una depresión constante. Cabrera Lanfranco cuando tenía solo 15 años, bañándose en el Jayagua de Villa Tapia, Salcedo, sufrió una caída fatal para su vida, la cual le produjo una parálisis parcial en la parte izquierda de su cuerpo, lo que no le permite levantar con facilidad su cuello y requiere de la ayuda para por valerse.
Algunos expertos en esta área opinan que los efectos pueden ser para toda la vida, las victimas pueden quedar permanentemente discapacitadas. Muchas de estas víctimas no pueden trabajar y cuidarse ellas mismas después de los accidentes y necesitan de recursos extensivos para poder lidiar con sus lesiones.
Al principio de este incidente Cabrera Lanfranco solo sentía fuertes dolores en el cuerpo, pero según pasaba el tiempo a éste le empezó a fallarle, luego llego un momento que ya no podía levantar el su cuello. Sin embargo, las condiciones empeoraron en el 2006, cuando le realizaron una operación en el testículo izquierdo, en el Hospital Moscoso Puello, para extraerle una hernia. 
“Me siento muy deprimido y lo único que puede ayudarme en su condición física son las terapias, pero no tiene esperanza sobre ellas, pues se pasado su vida entera con tratamientos médicos y su estado no mejora”, expresó Cabrera Lanfranco.
De la misma forma, dijo que su situación económica no le permite recibir esas terapias y su familia no tiene las posibilidades de ayudarle, ya que la mayoría viven en una pobreza extrema.
Lo que para Cabrera Lanfranco a sus 15 años parecería ser un día de pura diversión se convirtió en años de dolor, tristeza, depresión e impotencia de no haber realizado todos los planes que tenía pensado para su vida.
 Asimismo añadió ´´
“Solo Dios sabe el destino de cada persona que viene a este mundo y hay que ser conforme con lo que a cada quien le toca vivir,  yo ya acepte las circunstancia por las que me toco pasar por este tierra”. Añadió.

  Ana V. Mejía Encarnación

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