martes, 28 de mayo de 2013

Cuando se tienen niños pequeños hay que estar bien informado en cuanto a primeros auxilios, de manera que sea posible actuar con rapidez ante una situación de emergencia.
Aunque hacer frente a determinadas situaciones -como una herida o cortadura- parece ser muy sencillo, tener en cuenta los consejos de un experto es esencial para no cometer errores por desconocimiento.
En su libro Primeros auxilios para el bebé (Grupo Editorial Norma, 2003), la doctora Miriam Stoppard explica que cuando se produce una cortadura superficial es posible resolverla con limpieza y cura, aunque una cortada más profunda o irregular podría necesitar puntos.
“Si la cortada es profunda o está sucia también corre el riesgo de contraer tétano”, indica en la publicación.
En caso de que su pequeño se corte siéntelo en una silla, si se trata de un bebé cárguelo sobre su regazo y con una gasa o un cepillo suave lave la herida con agua y jabón.
Limpie siempre hacia afuera y en cada limpiada cambie la gasa. Si la herida tuviera partículas de tierra trate de retirarlas suavemente y si hay sangrado presione la herida con una gasa limpia.
“Cubra la herida con una cura, no coloque algodón u otros materiales con pelusa”, se lee en el material. Además la doctora recomienda no tapar la herida si no ha podido ser correctamente limpiada.
En caso de una herida más grave, que conlleve además hemorragia severa, lleve al niño o al bebé de inmediato al centro de salud más cercano para ser atendido.
Quemaduras
Cuando se tiene contacto directo con una fuente de calor se produce una quemadura cuya severidad depende de la superficie del cuerpo que ha sido afectada, la profundidad de las lesiones, la zona en que se producen y los riesgos de infección. Esto lo explica María Inés Soldano en su libro Primeros Auxilios y Enfermedades de la Infancia.

Grados
Según la profundidad de la lesión, las quemaduras pueden ser de primero, segundo y tercer grado.

Las de primer grado son leves, sólo afectan la epidermis y enrojecen la zona afectada. Las de segundo grado afectan la dermis y la epidermis y aparecen ampollas.
Finalmente, en las de tercer grado la lesión puede llegar a músculos, nervios y vasos sanguíneos.
En su libro Soldano aconseja en caso de quemaduras leves poner el área bajo un chorro de agua fría o colocar la zona en una superficie fría.
Si hay ampolla envuelva la zona en una gasa (si es pequeña) o una sábana limpia y húmeda (si es grande). En caso de quemaduras de sol el comportamiento debe ser el mismo que en quemaduras leves pero si se presentan cefaleas, mareos, fiebre, vómitos, deshidratación y shock acuda a emergencias, pues es insolación.
En caso de quemaduras con productos químicos “lave la zona afectada con abundante agua corriente, esta no sólo aliviará el dolor sino que arrastrará cualquier residuo del producto tóxico”, advierte Soldano.
Si el producto cayó en los ojos lave con agua corriente por 20 minutos.
En caso de que la quemadura la produzca una sustancia ácida aplique una solución de agua con bicarbonato de sodio después de lavar.
Si, en cambio, es producida por una sustancia alcalina (como soda cáustica, cal viva o potasa) aplique una solución de agua y vinagre luego de lavar la zona. En todos los casos anteriores deberá volver a lavar con abundante agua y secar suavemente con una gasa estéril y acudir al médico. 

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